Desde mi ventana, la vida brilla

Esta vez, escribo este artículo desde la ventana, y con un ánimo distinto: como todos, estoy expectante de la evolución del coronavirus y las cifras de nuevos casos, de enfermos, de ingresados o de defunciones…. El virus nos está afectando de una manera intensa y dramática, y desde estas líneas aprovecho también para compartir con los que sufren de manera más profunda este dolor. Por eso, hoy quería compartir con vosotros momentos y reflexiones que nos ofrece la naturaleza desde la distancia, a través de balcones, terrazas y ventanas. Comentaré lo que, desde mi ventana, mi casa, he podido observar, para que sepáis descubrir algunas pequeñas maravillas a las que estamos expuestos durante estos días de confinamiento y animar, desde mi pequeño granito de arena, a movilizarnos en este cambio que entre todos nos estamos proponiendo.   A partir de una hoja, se puede crear un jardín La escala de nuestras vistas, movimientos o actuaciones recientemente ha quedado muy reducida, pero no por eso deja de ser profunda y enriquecedora. Tengo la suerte de tener en casa unos Sedum, en concreto hablo del Graptopetalum paraguayense, que cogí en un jardín unas semanas antes del confinamiento. Es ese tipo de plantas que a partir de una hoja se desarrolla vegetativamente toda una nueva planta, con sus raíces, hojas, exactamente igual a su progenitora. Durante estos días he ido viendo cómo a partir de las hojas, ha ido saliendo toda una nueva vida y me ha asombrado cómo se ha conservado la genética. Muchos en vuestras casas tenéis cactus o plantas crasas, haced la prueba, a partir de pequeñas partes es muy fácil obtener nuevos individuos, y además si ponéis imaginación, utilizando envases o recipientes chulos, podéis diseñar y tener mini jardines   La primavera de un cerezo, en fotos Delante de casa tengo un cerezo, es de un vecino, pero si se lo pides te deja coger cerezas, pues cuando llegan dan para alimentar a más de una familia. A mediados de marzo se me ocurrió marcar en el alféizar de la terraza una posición para mi cámara y he ido haciendo fotos. Yo las he llamado fotos del confinamiento, en las que he ido viendo toda la evolución. Cada día, a la misma hora, la misma foto, desde que comenzó a florecer hasta ahora. He podido constatar que cada día es diferente, la luz cambia, la meteorología varía, el ambiente y los elementos que lo acompañan y los que forman parte de él. Ahora le tengo en el cuajado del fruto y avanzando. Seguro que más de uno ha hecho lo mismo con sus cámaras, para admirarnos de cómo cambian las cosas, de los diferentes tiempos que tienen y de cómo muchas veces nos pasan desapercibidos. ¡Es realmente cuando paras que te das cuenta de cómo mueve todo lo demás a tu alrededor!   La actividad febril y sabia de las abejas en un membrillero A unos quince metros de la entrada de casa he redescubierto un rincón muy poco visitado que, por la hierba que crece y porque no lleva a ningún lado, habitualmente no pasa nadie. Es verdad que mi casa tiene una situación privilegiada sobre el Ter, pero no suelo disfrutarla, siempre con las excusas de la prisa y del trabajo. En este espacio hay un membrillero y como muchos sabéis, es una rosácea, que suele florecer más tarde que los almendros y los cerezos. Ahora está marcando el ritmo de la primavera con sus espectaculares flores blancas de cinco pétalos. Está acompañado por la floración de los lilos, los manzanos y los perales. Se me ocurrió visitar el membrillero un día al volver de tirar la basura y fue espectacular ver la cantidad de insectos que acudían al polen de sus flores. Mariposas, abejorros, pequeños dípteros y por supuesto, las abejas. ¡Son tan listas! Recuerdan y comunican dónde están las flores y no vuelven a aquellas que ya están agotadas de polen. ¿Sabíais que pueden llegar a transportar en sus patas traseras hasta 20 mg de polen? ¿Y que cuando lo hacen no mezclan pólenes de diferentes flores? Se dedican a un tipo de planta según la época. Estos insectos realizan una actividad esencial: según la FAO el 70% de los cultivos que sirven para alimentación de más de 146 países necesitan de las abejas para producir. Además, aquéllas buenas abejas estaban preparando mis membrillos de este otoño, ¡qué más se puede pedir!   La floración está en su momento y los árboles caducos compiten por brotar También es el momento de la floración de las amapolas, las lechetreznas, las aquileas, los dientes de león, las belladonas, los jaramagos blancos, los nazarenos, las vincas…. se ven en cualquier borde de camino o carretera. Después de la lluvia, y con los primeros rayos de sol, estos lugares parecen sensacionales jardines. Otro punto de observación que atrae mi atención es el orden en el que las especies de árboles sacan sus hojas. Ver quiénes son los primeros, quiénes van más retrasados: ahora desarrollan las hojas los plátanos, los sauces, robles, olmos, latoneros y tilos, entre otros. Es verdad que según el clima y la zona se adelanta o se retrasa este momento y que entre los individuos de un mismo tipo también puede haber diferencias. Hay árboles que son más perezosos que sus iguales. Las primeras fotos que hice eran sosas y los grises dominaban sobre la línea del río, ahora son de un verde incipiente que atrapa la luz cuando enfoco hacia el Ter.   El alboroto y la juerga de los pequeños pájaros Seguro que también os habéis percatado de lo locuaces y alborotadores que están ahora los pájaros. Hay muchas guías y si no tenéis en casa a través de las webs de internet se pueden conseguir imágenes, cantos y listados de las especies más habituales de nuestras ciudades y entornos. En mi zona y con permiso de los amantes de las aves os diré que he avistado: cormoranes, garzas, patos, gaviotas, palomas, cigüeñas, vencejos, abubillas, mirlos, petirrojos, estorninos y gorriones, y estos últimos, muchas veces se comen el pienso de un loro enjaulado de una vecina.   El cielo y las nubes, sus cambios de color… ¡ahora sí que es primavera! Otra fuente de riqueza durante estos días ha sido la meteorología. Para mí siempre ha sido un aliciente salir por las mañanas temprano a mirar cómo salía el sol. He captado momentos preciosos, disparando la cámara hacia la dehesa. Allí hay una línea de montañas no muy altas sobre las que se dibujan unas casas y las copas de los chopos y sauces del río. Y os puedo decir que ningún día ha sido igual al anterior. La primavera tiene esto: amaneceres nítidos y claros, otros con jirones de nubes, niebla intensa, mañanas brumosas, días de lluvia.   Parece que no, pero en la naturaleza todos los momentos son de una gran actividad, aunque ahora, por estar nosotros parados y más atentos, los percibimos con mayor intensidad. Creo que cuando salgamos del confinamiento no deberíamos perder esta capacidad de atención y de cuidado por todo y por todos los que nos rodean. ¡Muchos ánimos!   Manel Vicente Espliguero Paisajista
1 Comentario
  • Mariajose
    15 de mayo de 2020

    Preciosa narración del comienzo de la primavera!! Me ha encantado! Estos días están siendo dificiles…..pero leer este tipo de artículos cargados de naturaleza y buena energia , hacen posible acercarnos mas los unos a los otros. Gracias, gracias, gracias!

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