Los efectos de la globalización en la jardinería

Todos tenemos asumido el concepto de la globalización y lo experimentamos en primera persona: todo está interconectado, la comunicación es prácticamente instantánea, los grandes problemas y las oportunidades mundiales pasan al individuo de una manera cada vez más directa. Hoy como nunca podemos disfrutar de productos de cualquier parte del mundo y encontrar los nuestros en lugares insospechados.

La globalización también llega a la jardinería y de ella se deriva una importante reflexión

En el mundo de la jardinería la globalización tiene sus ventajas y también sus inconvenientes: Una de sus ventajas es que todos podemos disfrutar de plantas que pueden llegar de cualquier rincón del planeta. Fácilmente estamos al día de las últimas tendencias y descubrimientos, podemos inspirarnos en propuestas de los cinco continentes. Pero uno de los inconvenientes es que las opciones jardineras más exitosas a corto plazo se van imponiendo por sus costes, su publicidad, su impacto o simplemente por estar de moda y van desplazando a las propuestas jardineras que forman parte de nuestra historia y cultura. Muchas veces lo nuevo es más efectivo, pero no es más fecundo, y a medio y largo plazo las novedades o copias del exterior, introducidas sin un porqué, son opciones perdedoras.

Mantener la jardinería mediterránea significa también mantener nuestra cultura

Al hilo de esta última idea, desde greenline gardens queremos defender y potenciar la jardinería mediterránea como valor, ya que puede cubrir nuestras necesidades de naturaleza, nos identifica como sociedad y llenará nuestras aspiraciones de arte y belleza. Si seguimos plantando especies procedentes de distintos lugares del mundo, podría llegar el día en que estemos en un parque público de una gran ciudad y no podamos identificar fácilmente el sitio al que pertenece. ¡Cómo nos fascinan aquellos lugares singulares con identidad propia!

Imagen: Pinterest

La globalización nos expone ante peligros y amenazas que afectan al medio ambiente y a nuestra salud

Las actuaciones ‘efectivas’ y sin reflexión en el mundo de la agricultura y la jardinería están causando graves problemas. Como ejemplo, desde hace unos años estamos ante plagas cada vez más contundentes y agresivas que nos dejan poco margen para su control. Pese a la legislación en la vigilancia de las fronteras, no hemos evitado la llegada del mosquito tigre desde el sudeste asiático, o el picudo de las palmeras, que está diezmando todos nuestros ejemplares en la costa y sería una tragedia que se perdieran riquezas jardineras como el Palmeral de Elche, Patrimonio de la Humanidad. De América importamos el tigre de los plátanos de paseo y los trips, un insecto minúsculo que se instala sobre todo en invernaderos y en jardines de la costa. Desde hace tres años tenemos aquí la oruga del boj, con la que los expertos afirman que se acabará el actual paisaje silvestre de media montaña. Otro ejemplo muy perjudicial para nuestras colmenas de abejas es la presencia de la avispa asiática. Y en el horizonte más inmediato tenemos una bacteria, llamada el ‘ébola de los olivos’, con un poder destructor impresionante. Por último, esperemos que no llegue a casa otra bacteria ya presente en Europa, el greenning de los cítricos, igual de destructiva que la anterior.

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Ante la realidad de las nuevas enfermedades y plagas, las soluciones tienen que ser fecundas

La lucha contra estas enfermedades y plagas no será fácil. Afortunadamente desde Europa se están poniendo las bases para luchar contra la contaminación y la pérdida de riqueza o diversidad ecológica, así que entre otras medidas para evitar el cambio climático, se está eliminando el 70 – 80 % de los productos químicos que se utilizaban en agricultura y en la jardinería. Este tipo de soluciones son fecundas, es decir, son actuaciones que no buscan meramente resolver una urgencia, sino ir más allá y analizar el origen y las consecuencias del problema. Son soluciones reflexivas y poliédricas en manos de profesionales. Los resultados no se verán enseguida, sino a medio y largo plazo, pero supondrán reacciones transversales.

La globalización lleva a la concentración de gran parte de la producción de plantas

Actualmente, las grandes empresas dotadas de importantes recursos pueden producir material vegetal a unos costes que compiten perfectamente con los de las empresas locales, e incluso mejorarlos. La competencia está quedando en manos de unos pocos y el suministro de plantas comienza a concentrarse. Los grandes viveros europeos de plantas mediterráneas para jardinería se encuentran concentrados en el norte de Italia, la planta de flor cortada y de interior en Holanda, los árboles en viveros de Alemania y Bélgica, el césped en tepes, sobre todo en Francia. En América, Colombia y Ecuador producen todo tipo de flores y Kenia se está convirtiendo en una potencia en el cultivo de las rosas. Así que muchas de la plantas que se trabajan en nuestro país tiene un mismo origen y muchas veces no están preparadas para nuestras condiciones climáticas.

¿Denominación de origen también para nuestra jardinería mediterránea?

Por eso más que nunca debemos hacer un esfuerzo y defender un tipo de jardinería propia, singular, con carácter, que impulse a ofrecer plantas autóctonas y producidas en nuestras condiciones climáticas. Desde greenline gardens creemos que podría crearse un sello que identificara este tipo de producción “meditérránea”: esto es jardinería de km. 0, sostenible y local, que reconozca a productores de plantas, paisajistas, empresas de mantenimiento y diseño de espacios verdes, comprometidos con la filosofía de potenciar y valorar el jardín mediterráneo. Este sello garantizaría que las plantas son resistentes, que han sido bien escogidas para el lugar donde van a plantarse, y que han sido producidas en situaciones muy similares a las que encontramos en nuestros jardines. ¡Serán pues plantas que darán una buena sombra en verano y refresquen el ambiente!

El jardín mediterráneo de nuestros sueños

La jardinería mediterránea aceptaría olivos centenarios, alcornoques de arrugada corteza y encinas autóctonas cuya procedencia estaría registrada. Árboles resistentes y atractivos adaptados al clima. Los jardines mediterráneos tendrían vegetación que fuera olorosa y con aceites y esencias que además de protegerlas del sol llenarían de aromas el ambiente interpelando a nuestros sentidos. Tendría plantas de colores vistosos en flores y hojas que hablarían de nuestro carácter festivo y extrovertido, de nuestra alegría y desenfado. Y esas plantas, además, serían un atractivo para los pájaros, las abejas y las mariposas, y repelerían a los mosquitos y las moscas.

Imagen: Pinterest

No se trata de imponer nada a nadie, pero sí que desde greenline gardens queremos animar a los que están pensando en diseñar el jardín de su casa ideal, a beber en nuestras raíces y a recuperar esta cultura jardinera que desde tiempo inmemorial ha llegado hasta nosotros. A proponer, asesorados de la mano de especialistas, espacios inspirados en nuestros valores y nuestra manera de ver la vida, que nos identifiquen como individuos y sociedad y además, que nos completen y enriquezcan como personas.

¿Quieres disponer de un jardín mediterráneo con las mejores plantas y flores autóctonas? ¡Déjalo en manos de nuestros expertos en mantenimiento y diseño de jardinesContactar con jardineros en Barcelona.

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