Imagina tu jardín mediterráneo

Agosto ha sido, para muchos de nosotros, el momento de frenar, desconectar y, por fin, recuperar, recargar pilas y reencontrarnos con nosotros mismos a través de compartir y descubrir nuevos lugares con los nuestros y disfrutar de la naturaleza, de playas y montañas. Este verano ha caído entre mis manos el libro Los jardines de los monjes de Peter Seewald y Regula Freuler, los dos periodistas y escritores alemanes. Escribían: ‘los jardines son paisajes del alma. En el jardín se puede descansar incluso cuando se trabaja, porque es un microcosmos donde se percibe el ciclo de la vida y la muerte. Un jardín es un universo en pequeño, un refugio del mundo, un oasis escondido. Nos muestra donde habita Dios y nos enseña que el destino último de los jardineros está en sus manos’. ‘Los jardines son paisajes del alma’, un mensaje que impacta en la realidad en la que vivimos Su lectura me impactó, el contraste de sus palabras con esta sociedad nuestra tan agitada y exigente, tan llena de prisas y obligaciones inminentes, con tantos objetivos y tan pocas horas de sueño… Fue como abrir una ventana a lo personal y respirar profundamente, hacia lo realmente importante, a la tranquilidad, a tener una vida plena. ¡Como paisajista, además, no puedo estar más de acuerdo con sus palabras! No hay dos jardines iguales, porque no hay dos personas iguales En greenline gardens solemos decir que no puede haber dos jardines iguales, porque no hay dos clientes iguales. Somos tan distintos… ¡Únicos, diría yo! Así que siempre que iniciamos un proyecto, empezamos escuchando el paisaje que nuestros clientes llevan dentro o que se imaginan, y lo plasmamos en un jardín. Hoy, vamos a imaginar que el paisaje que nos describen es el mediterráneo. Con esa petición, comenzaremos a dar algunas notas sobre la paleta de trabajo y sobre las posibilidades que tenemos en este lienzo: Nuestro paisaje mediterráneo en un magnífico lienzo Nuestro jardín mediterráneo tiene su origen en el jardín italiano o renacentista: un momento de la historia en el que se recupera la idea del hombre, del orden y la armonía clásica de Grecia y Roma y también el periodo en el que se proclama el goce de la naturaleza, la experimentación y el conocimiento, de la tranquilidad y el sosiego del espíritu en el arte y en la belleza. El jardín mediterráneo hereda y refleja esta filosofía adaptándose a cada lugar y circunstancias, apostando por espacios de reunión, de amistad, de encuentros, de miradas contemplativas y de rincones sensuales, también para la intimidad y el descanso. Nuestro jardín es el recinto de los cinco sentidos. En él aparecen las fuentes, las vistas, los árboles en línea y los túneles de sombra, los bancos largos, los tiestos de barro y cerámica para albergar plantas bien floridas. Es espacio de persianas alicantinas o mallorquinas, de las puertas de colores primarios, de rejas insinuantes, celosías, muretes y fanales, también de estatuas y de simbología, de cultura. El jardín mediterráneo … …acepta la improvisación de buen gusto e invita al descanso Son jardines ordenados y poligonales donde a la vez tiene cabida un cierto desorden y una improvisación de buen gusto. Son lugares para vivir y que ayudan al encuentro, en grandes reuniones o en intimidades de pareja y amistad, lugares para compartir sobremesas y también de largas veladas nocturnas. Jardines que también aíslan del estrés y posibilitan una lectura reposada o un desayuno a la salida del sol bajo el canto de los primeros pájaros del día. … combina los frutales con las hortalizas más sabrosas El jardín mediterráneo dispone de alturas y sabe aprovechar el caótico y limitado espacio sobre el que se extiende. Da entrada a bancales de frutales y de huertos preparados para su degustación, a parras de buena sombra, a tomates locales, pimientos y melones. Higos de variedades irrepetibles, melocotones, ciruelas, naranjas, limones, peras y manzanas silvestres. Son jardines de albercas, lavaderos, fuentes y brocales que protegen sus pozos. … es una explosión de colores y olores, a la sombra de árboles o pérgolas Son jardines de poco césped, de gramíneas sí, pero sin alfombras verdes. Pavimentos, adoquines, losas, azulejos, terrazo, gravas, empedrados de mil dibujos, maderas y tarimas... Espacios dotados de pérgolas, toldos, velas y cortinas, suaves como los velos y también pesadas como las hechas de esparto. Espacios para la encina y el algarrobo, el olivo y el ciprés. Alcornoques, fresnos, tilos. Los olores de jazmines, dondiegos, de la flor de naranjos y limoneros. Los colores de lavandas y de salvias, geranios, clivias, crisantemos, crestas de gallo, agapantos, verbenas y violetas. No podemos definirlo más concretamente pues es un jardín muy adaptable a lugares y personas, a tiempos e identidades, y es exactamente eso lo que lo hace tan atractivo y con tan largo recorrido. Es una propuesta sostenible, adaptable, en simbiosis total con la naturaleza y el ambiente circundante. A la vez es tan humano, tan nuestro y acorde con nuestra filosofía de la vida, que para mí es un valor del que debemos estar orgullosos. ¡Esperamos que te haya inspirado! Ya sabes: sueña, imagina, piénsalo y deja que nosotros hagamos el resto.   Manel Vicente Espliguero Paisajista
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