¡Bienvenido otoño! Con el cambio de hora, hemos dado el paso definitivo para adentrarnos en el otoño. Las temperaturas comienzan a bajar, las lluvias se hacen más habituales y permanentes. La actividad microbiana del suelo se frena. Cuando esto sucede, las raíces de los árboles registran estos acontecimientos y van preparando la caída de las hojas a través de la emisión de hormonas. La planta sin hojas detendrá crecimiento y las raíces pararán. La naturaleza de todo el mediterráneo se está preparando para el gran cambio. Todo dormirá durante el invierno para rehacer fuerzas y volver a ganar en vitalidad el próximo año.
El otoño es una estación ideal para realizar “baños de bosque”
La estación actual es un momento muy activo para nuestros sentidos y que podemos aprovechar para recuperar el contacto con la naturaleza. Practicar durante estos días el senderismo o las caminatas por parajes naturales y, sobre todo, por zonas boscosas, es una gran ayuda para nuestra salud.
Los baños de bosque se están aconsejando desde hace tiempo, en esto los japoneses nos van muy por delante. Consisten en disfrutar en silencio, captando con toda atención los estímulos para nuestros sentidos: caminar por viejas arboledas donde sentir el olor de las hojas caídas y de la corteza húmeda, contemplar las innumerables tonalidades marrones, naranjas y amarillas brindadas por el otoño, escuchar el fregar de las hojas caídas, sentir el baño del suave sol de esta época o detenernos a ver los innumerables detalles de un bosque que siempre es diferente.
Pasear por los bosques nos ayuda a mejorar nuestra salud, dañada por la vida en la ciudad
Maimónides, el conocido médico, filósofo y teólogo medieval del Al-Ándalus, decía en una Córdoba de un millón de habitantes que el aire limpio era la regla principal para preservar la salud de cuerpo y de alma.
Los baños de bosque potencian el sistema inmunitario, disminuyen el estrés, reducen la tensión arterial y también el azúcar en la sangre y, además, mejoran la salud cardiovascular y metabólica, la concentración y la memoria. Hay estudios que apuntan en el aumento del umbral de dolor y de la producción de las proteínas anticancerígenas.
Los llamados compuestos orgánicos volátiles presentes en las atmósferas urbanas contaminadas, los PM10 y los PM2.5 (partículas de polvo de 10 y 2,5 micras) afectan a la memoria, a la salud respiratoria, y potencian la formación de ozono.
Así pues, como urbanitas estamos obligados a recuperar energías y regalarnos momentos de salud y de relajación. Parece ser que, según el doctor Qing Li, inmunólogo y Director de la Sociedad Japonesa de Medicina Forestal, los efectos de tres días de baño en el bosque duran treinta días y los de un día, una semana.
Paseos por bosques de otoño para dejar atrás el estrés
Pasear por el pinar de Les dunes d’Empúries, el bosque del Parque del Foix en el Alt Penedès, el encinar de Sant Jeroni en Montserrat, los robledales de Sant Llorenç del Munt en el Bages, la Riera de Vallvidrera en la sierra de Collserola, el hayedo d’en Jordà en la Garrotxa, el hayedo De la Grevolosa en Osona, los castaños del Montseny, el robledal de Mas Llandrius en Camprodón o la reserva Natural de la Font Groga, en el parque de Collserola, son ejemplos de bosques maravillosos y cercanos que vale la pena visitar y aprovechar para sanarnos de la epidemia de nuestro siglo: el estrés.
Parques de Barcelona en los que perderse y recuperar el bienestar emocional
Si queremos descubrir nuestros parques más completos y disfrutar de grandes árboles que nos recuerden que no todo es transitorio, inmediato y sin sentido, podríamos pasear por el Laberint d’Horta, el parque de la Ciutadella, los jardines de Mosén Costa i Llobera, la rosaleda del parque de Cervantes, el parque del Clot, la montaña de Montjuic o el botánico de Barcelona. Los grandes árboles potencian el buen humor y ayuda al bienestar emocional a través de la producción de sus fitonsidas, substancias de defensa frente a plagas y enfermedades. Una vez más, la naturaleza nos ofrece recursos naturales que hacen innecesario o minimizan el uso de químicos agresivos desde la jardinería.
Volver a la naturaleza, buscando el silencio, la calma y la relajación es un buen principio para lograr la felicidad. Disfrutar de los cinco sentidos, mirar y saber cerrar los ojos, oler, oír y respirar a fondo, es la primera forma de hacerlo posible.
Manel Vicente Espliguero
Ingeniero Agrónomo y Máster en Paisajismo
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